Si es grosero, dos veces bueno

22:55 Claudia Mañas 0 Comments

Términos como 'Gifs', 'meme', 'fofisano' o 'gordibuena' y titulares que empiezan del estilo "La verdad sobre", son algo con lo que los usuarios de la Red están más que familiarizados. Estas expresiones coloquiales y términos pintorescos nacieron con el mundo digital, con los blogs y las redes sociales. Ahora han conquistado también al periodismo.



¿Qué son las webs como WeLoverSize o Verne? ¿Son medios de comunicación? ¿Revistas? ¿Blogs? Se caracterizan por dar información, igual que la prensa. Tratan temas muy variados desde un punto de vista subjetivo, igual que los blogs. Amplían el impacto del mensaje a través de las imágenes más ridículas que encuentran, como las redes sociales. Los redactores tienen la orden de llamar la atención del público, como cualquier negocio. Su plantilla se compone, en gran parte, de periodistas. Y, lo mejor, es que 'lo están petando'.


Vice es uno de los mejores ejemplos -y precursores, dicho sea de paso- de este fenómeno que mezcla lo informativo y lo entretenido. En principio, se definen como una galaxia de periodismo inmersivo, de investigación, incómodo y a veces grosero. A excepción del último calificativo, ¿no es el periodismo todo lo anterior? Inmersivo, de investigación, incómodo. ¿Por qué un medio se distingue de los demás atribuyéndose las características de que precisamente se debe componer toda información periodística? ¿Qué hace a estos híbridos tan distintos?

Verne, We Lover Size y Vice tratan temas muy diferentes, en formatos muy diferentes y con resultados bien distintos. Pero todos comparten un mismo uso del lenguaje, un estilo que ralla en lo vulgar o, como bien apunta Vice, en lo grosero -y no como excepción, sino como tónica general-. El resultado: un texto que tiene algo de informativo, mucho de sinvergüenza y todo de entretenido. De ese modo, el lector se considera un poco más sabio y bajo la ley del mínimo esfuerzo.

Teniendo en cuenta que están dirigidos a un público joven, la buena acogida que han tenido estos medios es fácilmente explicable: su estilo es directo, sencillo, sin rodeos, justo lo que el lector joven está dispuesto a soportar. La premisa es clara: '¿Hablando nos entendemos, cierto? Pues escribamos igual'. Así, el éxito del texto es directamente proporcional a la cantidad de palabras malsonantes, expresiones coloquiales y jerga juvenil que se contenga. Y ese éxito es más seguro si cabe si desde el titular se incluye ya alguna palabrota.


¿Trabajaría en cualquiera de estos medios? Sin dudarlo. Su éxito aplastante, sin embargo, me preocupa: ¿Y si están sentando las bases de lo que los medios ofrecerán en el futuro? ¿Donde quedará el texto reposado, el estilo de escritura irónico y elevado, más rebuscado o más culto, entre tanto 'palabro' moderno? ¿Y si la elegancia y la propiedad en el habla mueren bajo la máxima del entretenimiento?

La búsqueda de la veracidad exige un estilo de escritura concreto, por eso se distingue el periodismo. La rápida implantación de estos medios híbridos es la prueba de que a una gran parte de la población el estilo periodístico le aburre. Y esa gran parte del público ha escogido: prefiere la visión subjetiva, el texto entretenido y el lenguaje descarado, en sustitución de la verdad aburrida, sobria y sin artificio.