¿Crisis de refugiados o crisis de asilo?

18:42 Claudia Mañas 0 Comments

Si me preguntan cuál creo que ha sido -y está siendo- el tema del año, sin dudarlo diría que el de la crisis de los refugiados -aunque no muy contenta con la expresión-. No hay un solo medio que no haya tratado en todos los géneros periodísticos la situación en la que se encuentran miles de personas que llegan a Europa huyendo de hambre, guerra, precariedad, pobreza... O, sencillamente, buscando una vida mejor. Sin embargo, la pulcritud a la hora de emplear la terminología sí ha sido dispar entre nuestros medios de comunicación, a colación de lo cual traigo estas aclaraciones.


Para empezar, no es una crisis de refugiados, sino una crisis de asilo, que vive Europa en tanto que tierra receptora de solicitantes de este derecho. Personas huyendo de sus países ya había antes de que llegaran por miles a Europa y entonces no nos referíamos a la situación como una crisis de refugiados. ¿Es que Jordania no vivía ya una crisis de refugiados sirios? ¿Y de refugiados palestinos?

Por millones se cuentan las personas huidas a los países de Oriente Medio, muchos más que los que ha recibido Europa y con mucha menor capacidad de acogida. Sin embargo, cuando comunicábamos sobre la guerra de Israel- Palestina, no otorgábamos al desplazamiento de personas ese estatus, el de crisis. ¿Es que la situación de esas personas era menos grave? ¿Su necesidad de huir menos urgente? Para nuestros medios eran solicitantes de asilo sin más, no existía tal crisis. Los refugiados no tienen ninguna crisis que no tuvieran ya; quienes sí la tienen son los países occidentales receptores de desplazados e incapaces de reubicarlos. Es, por tanto, una crisis de asilo, no de refugiados. Y la perspectiva desde la que se enfoca puede dar lugar a muchas malas decisiones.


Entonces, ¿qué es lo que nos lleva a percibir el millón de solicitantes de asilo en Europa como una crisis, mientras que los cuatro millones que habitan ya en países colindantes con Siria no nos merecen tan calificación? Sencillamente, el lenguaje. Y, más concretamente, el empleo de términos como "avalancha", "desafío migratorio", "llegadas masivas", "ola de refugiados", "invasión y ríos de refugiados", todos ellos aparecidos en nuestros medios de comunicación. Ahí podemos situar el nacimiento de la crisis de refugiados y no en el desplazamiento de los ciudadanos.

Desde el comienzo de esta crisis de asilo, la terminología ha ido evolucionando, en parte, gracias a la labor de organizaciones como CEAR y la preocupación de muchos periodistas por referirse correctamente a los desplazados. Así, el lenguaje ha ido mutando: primero fueron inmigrantes, luego refugiados, luego migrantes y, finalmente, solicitantes de asilo. La importancia de cada término radica en el cariz positivo o negativo y la influencia que tiene cada uno de ellos en la percepción final de la situación que tendrá el lector.

Para sacarnos de dudas, ACNUR emitió un comunicado aclarando la terminología: a grandes rasgos, los migrantes son personas que eligen desplazarse voluntariamente, generalmente en busca de mayor prosperidad y siguen contando con la protección de su gobierno y pudiendo regresar a su país de origen; en cambio, un refugiado huye de una situación de peligro o muerte, causada por una guerra o por la pertenencia a un minoría acosada, por ejemplo, que por no contar con la protección de su gobierno, la solicita en otro estado.


De nuevo, el papel de la prensa es fundamental a la hora de filtrar el mensaje político. Como bien apunta Adrian Edwards, redactor de ACNUR Ginebra: "Mezclar los dos términos desvía la atención de las salvaguardas legales específicas que los refugiados requieren. Puede perjudicar el apoyo público hacia los refugiados y la institución del asilo en un momento en que más refugiados que nunca necesitan dicha protección".

Las palabras no son inocentes y en ellas se pueden explicar nuestra compasión o nuestros prejuicios.