Egipto en Madrid

12:02 Claudia Mañas 0 Comments

Foto: Kus Cámara /Flickr



Madrid es la ciudad de los monumentos. Y los monumentos de Madrid son el recuerdo de sus épocas. Épocas de reyes, de carruajes, de franquistas y de faraones. Y es que deambulando por las épocas de Madrid también se llega a Egipto.

El desierto lo cambió por los altos edificios que no lo dejan ver la Plaza de España, pero le despejan la vista al Palacio Real. La arena en la que se levantó se canjeó por una colina de piedra y césped, y la grava que guiaba su acceso se convirtió en agua, rodeándolo en todos sus puntos.

Cambió el sol del desierto por los focos en Madrid, aunque éstos imitan su alumbrado cálido, sofocante, febril. Rescatado de una tierra solitaria, regalado a esta ciudad, hace décadas que mira en Occidente cómo se acercan de día los turistas y curiosos y de noche los románticos y borrachos.

Entre Iglesias y mezquitas se yergue en la ciudad un Templo, que flota en un lago artificial, como el islote en el que duermen Amón Ra, Hathor, Isis y Osiris. Las marcas en sus gruesas y cuadradas piedras contarían 23 siglos de historia, pero prefieren dejar que hablen los jeroglíficos impresos en las paredes de su sótano. Tres módulos en su sagrada estructura: dos arcos decorativos y la casa de Amón Ra, señor de Debod.

Paz y espiritualidad se hospedan en este paraje. Cientos de árboles lo rodean. Decenas de películas con este escenario. Miles de besos escenificados a su lado. Miles de borrachos multados en sus bancos. Y yo, que siempre vuelvo, cuando huyo de Madrid.